Hay días de esos que no te levantarías de la cama, que te taparías hasta la cabeza y esperarías a que acabara el día y comenzara otro.
Esos días en que tu propia existencia te hace sentir miserable, como si no encontraras dónde quedarte.
Sabes que éste no es tu sitio, pero tampoco sabes cuál es.
Mientras tanto, quedarse en la cama, tampoco parece la opción más acertada...
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