Podría seguir ahogándome en la superficie,
escondiéndome bajo el colchón,
pero ahora son otros ojos los que me enredan
y en esos ojos puedo ver la respuesta a muchas preguntas,
y sí que sé qué decir.
Y la noria gira y gira
y gira tanto y tan deprisa que yo salgo volando y caigo de nuevo en un charco.
Y así, empapada, sucia y hundida tengo que responder a tus preguntas
y me pregunto yo si el aire que respiras es el mismo que me da la vida a mí
y lo rechazo, y me marcho,
porque me duele demasiado.
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