Dando vueltas, enamorándome de lo efímero, de lo volátil. Arañando la corteza de la hipocresía, de la mentira de tu sonrisa. Colgándome en las ramas de mi locura, fingiendo mi mirada. Escapando de las caricias furtivas de cualquier piel caliente. Consumiéndose mi cuerpo, mirándome al espejo. Los huesos desgarrando los tejidos. Bajo la superficie. Ahogándome en sueños, litros de gris agua marina llenan mis pulmones de cenizas y polvo.
Como cuando dejas el buen humor para otros, cuando sólo llueve por donde caminas, cuando no recuerdas el nombre de la felicidad, cuando vuelven las sensaciones del pasado, como cuando te ciegan las luces del cielo y te escondes de ella, pero cuando te das cuenta, ya te has metido en la boca del lobo.